jueves, 26 de enero de 2017

COPLAS DE VINO



       El vino se originó en algún punto de los montes Zagros, en el oeste de Irán, o en las montañas Taurus de Turquía, o en el Cáucaso, pero fuere donde fuere se trató de un descubrimiento tan extraordinario que se difundió con gran rapidez, tanto, que su nombre es semejante en casi todas las lenguas: wajnu en protosemita y woi-no en indoeuropeo (el registro más antiguo de la palabra vino (del lat. vinum) en lengua castellana, lo hallamos en el Cantar del Mio Cid). 
Y la vid terminó invadiendo toda la cuenca del Mar Mediterraneo. Los faraones bebían vinos de Abaris 3500 años antes de Cristo; los griegos vinos de Samos o de Creta (Homero asegura en el canto XIV, de la Odisea: "El vino, ese loco que hace cantar, bailar y reir llorando") y los romanos vinos de Chianti o del Vesubio (el emperador romano Tiberio, sucesor de César Augusto, tuvo fama de borracho. De él se cuenta que abusaba tando de la bebida que dieron en llamarlo Biberio...).  
En la Argentina, la vitivinicultura tuvo sus orígenes  a mediados del siglo XVI, y coincide con los primeros asentamientos españoles. En efecto, las fundaciones de Santiago del Estero (1553) y de Mendoza (1561), abrieron el camino para la introducción de las primeras cepas de vid.
Y vaya aquí una cueca.

Si bien es cierto que el vino alegra el corazón y que sin vino no hay fiesta, no es menos cierto que vivir hecho una uva no es cosa buena. 
Dice un proverbio japonés: “Con la primera copa, el hombre bebe vino; con la segunda el vino bebe vino, y con la tercera, el vino bebe al hombre.”


COPLAS DE VINO (cueca)

Vino que a mi copa vino
de tan hermoso parral,
miralo por el cristal,
mirá cómo me lo empino.

Yo fui como el picaflor
que pica a la flor volando
y hoy soy pájaro enjaulado
que se la pasa cantando.

Hay locos por el dinero;
hay locos por el poder,
y hay quienes se han vuelto locos
cantándole a una mujer.

Siempre con mi mala estrella.
Fue mucho lo que sufrí;
cuanto más lejos de ella
más con ella y más sin mí.

Vino que a mi copa vino
de tan hermoso parral,
miralo por el cristal,
mirá como me lo empino

"COPLAS DE VINO" - Cueca de Luis Alposta y Aldo Videla
Canta Aldo Videla

jueves, 12 de enero de 2017

ACERCA DE LOS GRITOS



LOS 7 GRITOS 

El grito de terror; el grito de odio; el grito de dolor; 

el grito de rebelión; el grito de libertad; el grito de gol.

Y otro, que ya de tanto oírlo no se escucha.

El grito del silencio. 

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Poner el grito en el cielo  (protestar por algo con indignación) 

A grito pelado  (con voz muy alta)

Estar en un grito (lamentarse y quejarse de un dolor continuo)

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"POR ESO GRITO" - tango de Edgardo Donato y Códoba -
                                Orq. Alfredo De Angelis - Canta Julio Martel
 

 Mientras tanto...

El perro ladra,
el ciervo brama,
el pato parpa,
y el cuervo grazna.

El grillo chirría,
la perdiz cuchichía,
el pollo pía,
la paloma zulea,
y la gallina cloquea.

La pantera himpla,
el caballo relincha,
el loro garre,
la grulla gruye,
el cerdo gruñe,
el león ruge,
la rana croa,
el asno ronza,
la cigüeña crotora,
el ganso vozna,
la golondrina trisa,
y la serpiente silba.

El gato maúlla,
el lobo otila,
la vaca muge,
la cigarra chirría,
el jabalí rebudia,
el toro remudia,
el gamo gamita,
el elefante barrita,
la oveja balita,
el pavo tita,
y el canario canta.

jueves, 5 de enero de 2017

ACERCA DEL DÍA QUE FUNDAMOS LA REAL ACADEMIA DE LOS MENDIGOS DEL OCIO

ACTA FUNDACIONAL
















LA REAL ACADEMIA DE LOS MENDIGOS DEL OCIO inició su desperezo el 21 de mayo de 1972.

Rafael Jijena Sánchez y
Luis Alposta
         Inspirados en los artículos 24 y 27 de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre nos reunimos aquel día Rafael Jijena Sánchez, Jorge Alberto Bossio, Arturo López Peña, Juan Oscar Ponferrada y yo. 
         Después de discutir el proyecto de crear una entidad, con el propósito de propender al cultivo del ocio y el sano humor, se dio por fundada la nueva Academia.
         Más tarde, se incorporaron a ella Manuel Augusto Domínguez y César Tiempo, siendo este último elegido presidente.

Jorge Alberto Bossio
         Luego de aceptar su inclusión como miembro fundador y         sugerirnos adoptar como lema: Chi ha Umore, ha Sapore,   procediendo como un auténtico maestro, nos ha brindado siempre   el sano ejemplo de no concurrir nunca, a ninguna de las muchas   reuniones que jamás hemos realizado. 


César Tiempo
         Aquella tarde de mayo uno de nosotros recordó que en Francia, en junio de 1936, el gobierno de León Blum había creado una Subsecretaría de Estado de los Ocios. Pensamos entonces que no resultaría ocioso poner bajo su advocación la silla de nuestro presidente. Así lo hicimos y nos abocamos de inmediato, a la tarea de repartirnos unos bizcochitos con grasa y redactar los estatutos.
Arturo López Peña

         En ellos, en el primer artículo, al hablar   de la Naturaleza y Realeza, de los Fines y   Confines de la Academia, dijimos:

1)     Invocando los manes de Jean Batista Basile, y los desmanes de   Don  Francisco de Quevedo y Villegas, créase, o no, la Academia   de  los Mendigos del Ocio, cuya naturaleza es real y cuya realeza es   natural.

2)    Son fines de la Academia, dar por finalizado desde su comienzo todos los actos conducentes a:
Juan Oscar Ponferrada
a.    ponderarse, promocionarse, postularse, enajenarse y proclamarse.
b.    creerse, imponerse, promoverse, enloquecerse y proponerse.
c.     difundirse, atribuirse, exhibirse, confundirse y engrupirse.
3)    Son sus confines las agrias limitaciones de la vigilia oficiosa, con sus opciones, portones, paredones y demás odiosos circunloquios.
Manuel Augusto Domínguez
En el artículo segundo, al tratar sobre el afincamiento de la Academia, pensamos que, al no ser necesaria al ocio radicación alguna, podríamos presumir nuestro domicilio en cualquier estancia imprevisible.
Finalmente, en el artículo tercero, resolvimos que la Academia no podría tener más bienes que aquellos derivados de la legítima ociosidad de sus componentes. A saber: horas baldías, bostezos llenos, sueños empedernidos, desperezos metafísicos, nostalgias bochornosas, gran dignidad jubilatoria y piojos respetuosos de los derechos del hombre. 
Todo ello perezosamente acumulado. 
                                                                                                  Luis Alposta

Y ahora, ¡qué mejor que este tango! ¡Y por Pugliese!