jueves, 28 de mayo de 2015

ACERCA DEL DIÁLOGO CON LOS MUERTOS


       La cosa surgió en lo de “Poroto” Botana, con quien alguna vez compartí una original clase de pintura dada por Joaquín Gómez Bas. Fue en su domicilio de la calle Viamonte, al que concurrí el 14 de noviembre de 1976, con motivo de su cumpleaños. Lo hice en compañía de José Barcia, Diego Lucero y el Dr. Luis Adolfo Sierra.
            Durante la sobremesa, el dueño de casa nos refirió la siguiente anécdota, de la que fue protagonista y que, poco después, incluyó en sus “Memorias”, a las que tituló “Tras los dientes del perro”:
            -Fue en el velatorio de Nicolás Olivari. –Nos dijo.
            -Como Petit de Murat desbordara tristeza me indigné y le enrostré cómo siendo tan católico lloraba ante ese accidente venturoso. Entonces se nos acercó un caballero muy esmirriado, con muy teñido y ralo pelo pegado sobre el cráneo en un patético intento de ocultarlo.
            -Me tomó del brazo y, confidencialmente, me dijo:
            “Usted tiene razón. La muerte no existe y bien lo puedo atestiguar porque soy espiritista.” 
            “Esta noche en la mesa de tres patas llamaré a don Nicolás. Y vendrá, seguro que vendrá, pues siempre ha sido tan humilde, tan sencillo que no va a negarse a hablarme. No como esos hijos de puta a quienes se les sube la muerte a la cabeza y no contestan.”




jueves, 21 de mayo de 2015

ACERCA DE LA PEREZA


"La pereza" - Ilustración de Norberto Pagano

      La pereza, uno de los siete pecados capitales, es una tendencia a la ociosidad o por lo menos a la desidia en la acción. A veces procede de la debilidad corporal, pero, casi siempre, es una enfermedad de la voluntad que rehuye y rechaza el esfuerzo. La virtud que se le opone es la diligencia.
            Luego que el hombre hubo pecado, el trabajo fue para él no solamente una ley de su naturaleza, sino también un castigo: “Ganarás el pan con el sudor de tu frente”. El perezoso, el que no quiere trabajar, falta, pues, a esa doble ley. Claro que todo esto al perezoso poco le importa, y de ponerse a cantar, seguramente entonaría una canción como esta:

Cargo con gusto el fardo
de no tener
nada que hacer.
Al ocio me confío,
y tal vez por eso, 
al mismo tiempo río
y me desperezo.

Remolón y remiso.
La pereza es el único residuo
que pudimos ligar del Paraíso.
Por darle un mordiscón
a la manzana,
nos morfamos la cana
y el garrón
de tener que yugar cada mañana.
Pero yo... perezoso, gandul, poltrón,
haragán, atorrante, fiaca o tumbón, 
soy indolente,
soy negligente,
y con mi holganza gozo en cualquier colchón.

Cargo con gusto el fardo
de no tener
nada que hacer.
Al ocio me confío,
y tal vez por eso,
al mismo tiempo río
y me desperezo.

"La pereza" - de la Cantata sobre Los 7 Pecados Capitales
de Luis Alposta y Pascual "Cholo" Mamone
Canta Roberto Messina - Bandoneón Sebastián Zasali
Teatro Nacional Cervantes, 24 de abril de 2013

jueves, 14 de mayo de 2015

ACERCA DEL NEGRO CELE Y EL TANGO “MARGOT”

Portada del libro "Chapaleando barro"
      Supe a través de Manuel Flores (ambos éramos ahijados de don Genaro Videla, nuestro padrino de confirmación), que el primer cuaderno de poemas que escribió su hermano Celedonio, en 1915, llevaba como titulo “Flores y yuyos”.
En sus buenos tiempos de boxeador,
con un amigo que le hacía de mánager.
 Me contó que Cele en su juventud fue tentado por el boxeo; que calzó los guantes sin abandonar la pluma, como lo hicieran, también, Alcides Gandolfi Herrero, Cátulo Castillo y Juan Carlos Lamadrid, entre otros. 
             Y, como era de esperar, me habló del primer tango que escribió su hermano: en aquellos días, el diario “Última Hora” realizó entre los lectores, un concurso de colaboraciones escritas en ‘versos lunfardos’, con el estímulo de un premio de cinco pesos.
             Celedonio Esteban Flores, entonces un muchacho, oculto bajo el seudónimo de “Cele”, con el título de “Por la pinta”, envió aquellos alejandrinos que comenzaban diciendo, según la versión original: 

Desde lejos se te manya pelandruna abacanada
que has nacido entre la mugre de un convento de arrabal.
           
            Gardel los leyó, se interesó y con José Ricardo les puso música. Trató en vano de localizar al autor de aquellos versos y finalmente decidió cantarlos en público con el título de “Margot”. Tiempo después se conocieron y nació entre ellos una entrañable amistad.
           “Margot” fue grabado por Gardel en 1921 y, desde entonces, seguimos reconociendo en las letras del “Negro” Cele, a uno de nuestros más auténticos y entrañables poetas del tango.

           Y aquí 4 versiones de "Margot": por Carlos Gardel, Edmundo Rivero, Alberto Castillo y Joan Manuel Serrat

"Margot" - tango - Canta CarlosGardel

"Margot" - tango - Canta Edmundo Rivero con la Orq. de Miguel Buchino

"Margot" - tango Canta Alberto Castillo con la Orq. de Ricardo Tanturi

"Margot" - tango - Canta Joan Manuel Serrat

jueves, 7 de mayo de 2015

ACERCA DE FEITES Y BRAGUETAS

Dibujo de Juan Carlos Castagnino
      En la Ilíada, escrita hace dos mil ochocientos años, se mencionan con gran precisión heridas producidas por flechas, espadas, lanzas y piedras. Homero supo reflejar las ideas médicas de los antiguos griegos, demostrando al mismo tiempo conocer las características de este tipo de lesiones.
            Carlos de la Púa, que parece no haber quedado corto en esta especialidad, nos dice en  “El feite”:

                                                 “Recuerdo de un amuro ranfañoso,
                                                   luce tajo de guapo, marca rea,
                                                   un feite en refasí, meticuloso,
                                                   que un cacho de nariz le escolasea.
                                                   ..........................................................”

            Y ya que hablamos de feite, recordemos al “terror del hampa”, a uno de los principales protagonistas del crimen organizado, a alguien que, luciendo una cara tajeada, en la ciudad de Chicago en tiempos de la Ley Seca, mojó en sangre a más de cuatro. Me refiero a Scarface o Caracortada. Al que Paul Muni y Al Pacino le dieron rostro en el cine.
            Pero los tiempos cambian y ciertas palabras, en ciertos ámbitos, cuando no en todos, se renuevan.
            Hoy feite, en el vocabulario carcelario o tumbero se le llama al filo. Un cuchillo o cualquier metal con filo es un feite.
            Y a un feite en la cara se le dice bragueta, palabra a la que, metafóricamente, los internos le dan el significado de cara cortada, de cicatriz en el rostro. 
            Le quedó una “re-bragueta”, se dice.


"El chamuyo" - milonga de Felipe Fernández "Yacaré" y Edmundo Rivero
Canta Edmundo Rivero