jueves, 22 de agosto de 2013

ACERCA DE LA PALABRA BUCHE Y SUS DERIVADOS


La palabra buche designa a la bolsa formada por dilatación del esófago que, en las aves, sirve para que se reblandezca el alimento antes de pasar al estómago. En Asturias, le daban el nombre de buchinches a las tabernas a las que concurría el pueblo para emborracharse y llenarse el buche. El alboroto propio de esos lugares le dio al término buchinche, que pasó luego a ser bochinche, connotaciones de barullo, barahúnda, escándalo.
"Batilio" - personaje de Adolfo Mazzone
Entre nosotros, la palabra que nos ocupa, por asociación con la imagen de desembuchar, que quiere decir echar o expeler las aves lo que guardan en la mencionada bolsa, originó el lunfardismo buchón, un término que cuenta con abundante sinonimia: alcahuete, sicofante, delator, correveidile, estómago resfriado, bocón, batidor, batiliobatilana, ortiba, soplón, botón, botonazo, vigilante, confidente o informante de la cana.
Y para que no nos quede nada en el buche, digamos que también le dio origen al verbo buchonear y al aumentativo buchonazo.
José Pagano comienza su poema La batida con estos versos:
A causa de un batilana,
persona fule y fayuta
que anda muy bien con la yuta
y me apuntó esta mañana
he vuelto a caer en cana,
¡qué mala pata! ya ves,
pero esta ocasión, sabés,
tomé las cosas con pausa,
por suerte caí sin causa
y sólo voy por un mes.

"Sangre maleva" - tango - Letra : Juan Miguel Velich y Pedro Platas -Música : Dante Oscar Tortonese
Canta Jorge Vidal

jueves, 15 de agosto de 2013

ACERCA DE JOSÉ MARTÍNEZ SUÁREZ

VILLA CAÑÁS, sábado 13 / X / 1984 - Con mi señora, junto a José Martínez Suárez y Mirtha Legrand
         La vinculación de José Martínez Suárez con el cine se remonta a 1943, año en el que ingresó a los Estudios Lumiton como “oyente” de Mario Lugones durante la filmación de la película “Se rematan ilusiones”.
Después le llegó el tiempo de calzar la gorra con 'visera al revés' y demostrar que era de los que cuando comienzan a “rodar” están muy bien parados.
Con José y su hermana Mirtha
            Nacía entonces un nuevo cine argentino, el que deshechó el "encierro", el "engrudo" y la "carpintería", para salir a la calle y mostrarnos la vida del hombre de todos los días, víctima de las crisis; de las injusticias; de la violencia.
Martínez Suárez formó parte de ese movimiento no sólo por su capacidad y la solidez de su formación técnica, sino, también, por ser el suyo un cine representativo de la problemática social. 
Después de haber dirigido “Dar la cara”, y ante la impuesta imposibilidad de seguir filmando entre nosotros, se radicó en Chile, donde fue director de Emelco Chilena durante las años 1965/66, fundando al año siguiente su propia empresa de cortos publicitarios. 
Ya nuevamente en Buenos Aires, filmó “Los Chantas”, una película que nos ofrece una visión cálida y divertida de los que con personalidad inflacionaria y gesticulación indexada viven en estado de chantidad
“Los muchachos de antes no usaban arsénico”, otra de sus realizaciones, cuyo argumento de locura y de muerte incorpora al cine argentino la temática del humor macabro. Y "Noches sin lunas ni soles", una lograda versión del policial negro.
Dedicado, además, y desde siempre, a la docencia cinematográfica, José también se dio tiempo para dedicarle una canción a su querida “patria chica”, a la que tuve el honor ponerle letra. 

En octubre de 1984, con él y su hermana viajamos a Villa Cañás, donde pasamos tres inolvidables días. Fue cuando el periódico “El Órden” cumplía y festejaba sus cincuenta años. 

 José, Luis, Vicky y Roberto Sales, director del periódico "El Órden"
Viernes 12 de octubre de 1984
En el Instituto de Enseñanza Secundaria, donde fui invitado a hablar sobre Tango y Medicina


Sábado 13 / X / 1984


            José Antonio Martínez Suárez

jueves, 8 de agosto de 2013

ACERCA DEL ORIGEN DE LA PALABRA MISHIO

Mishio: (del lunfardo) - con el significado de pobre, indigente.

Había una vez (y esto no es cuento) en la antigua región de Asia Menor, en lo que actualmente es el noroeste de Turquía, una comarca llamada Misia, en la que reinó Télefo en tiempos de la Guerra de Troya.
Según la mitología, este rey, hijo de Heracles y de Auge, fue herido gravemente por la lanza de Aquiles cuando los griegos en su viaje a Troya arribaron a las costas de su país.

Aquiles curando a Télefo *
            De esa herida, Télefo sólo pudo sanar (siguiendo las indicaciones del oráculo) acudiendo, disfrazado de mendigo, ante el propio Aquiles para que lo curase.
En siglos posteriores, el mito de Télefo fue tratado por los grandes trágicos.
El hecho de representar al “rey de los misios” como a un mendigo y vistiendo harapos, era algo inusitado hasta entonces en la escena ateniense; no obstante, el personaje se popularizó de tal forma que los harapos pasaron a estar siempre presentes en las parodias de Aristófanes.
Resumiendo: el mito de Télefo ha sido utilizado en la literatura griega desde la épica hasta la comedia, en la que el disfraz de mendigo, cuando Télefo se presentó buscando su curación en la asamblea de los Aqueos, fue objeto de parodia.
Tres mil años después, genoveses por medio, la palabra misio devino voz lunfarda: mishio, con el significado de pobre, indigente.

Imagino ahora, en un lejano futuro, a alguien diciendo:

-Había una vez (y esto no es cuento) países en los que sus habitantes, viviendo  en la mishiadura, tenían gobernantes que, buscando curas, acudían a las asambleas de los "Saqueos ostentando riquezas.

            "Mishiadura" - tango de Eduardo Arolas por la Orquesta de Edgardo Donato

"Dónde hay un mango?" 
 ranchera de Ivo Pelay y Francisco Canaro
Canta Tita Merello
*  Leyendo a Ovidio, (Amores – libro III) reparo en un párrafo que nos demuestra claramente que ya en tiempos de Homero (siglo VIII a.C.) era conocida y puesta en práctica la “cura por el semejante”, convertida, veinticuatro siglos después, como se sabe, en uno de los pilares de la Homeopatía.
            Ovidio, en este libro, nos dice que Télefo fue herido gravemente en uno de sus muslos por la lanza de Aquiles.
            De esa herida, Télefo sólo pudo sanar al cabo del tiempo (siguiendo las indicaciones del oráculo de Apolo) acudiendo al propio Aquiles, quien le aplicó en la llaga la herrumbre de la misma lanza con la que lo había herido.
            Aquiles, instruido por el centauro Quirón, había aprendido el arte del auxilio médico y, al parecer, la “cura por el semejante” no le era desconocida.