jueves, 31 de enero de 2013

ACERCA DE ETIMOLOGÍAS Y MACANAS


Muchas veces, investigar fríamente el nacimiento de ciertas palabras nos puede llevar a destruir algunas leyendas. Como la que atribuye el origen de macana* a una ocurrencia parlamentaria de Sarmiento, quien, irritado ante el largo discurso de un diputado que repetía sin cesar dicha palabra como sinónimo de garrote, interrumpió diciendo: “¿Quiere dejarse de tanta macana el señor diputado?” Se dice que, a partir de entonces, el vocablo pasó a significar tontería, mentira. Deducción que parece estar más cerca del macaneo que de la verdad.
También nos causa cierta pena el que no se haya podido corroborar aquella creación que atribuía el origen de atorrante a unos grandes caños que llevaban la marca de su fabricante A. Torrent, en los que atorraban vagos y linyeras. Lo cierto es que hasta el presente no se ha logrado probar la existencia de dichos caños, y menos aún la del supuesto fabricante. ¡Puras macanas!
Sigfredo Pastor - "Tango en el bulín"
Y un tercer ejemplo es el que le encuentra origen a la palabra bulín en un italianismo jergal que alude a la cama. Versión que descalifica a la que dice que bulín proviene de una palabra francesa de igual pronunciación, con la que se designa a los huecos que quedan en las paredes al retirar los andamios. Huecos, en los que suelen hacer sus nidos las palomas. Y esta versión, por romántica, aunque suene a macana, es una partida de nacimiento que el bulín bien merece.


* La palabra macana proviene de un vocablo taíno, lengua caribe. Generalmente se denomina así a las mazas de madera que utilizaban los guerreros precolombinos, y también a los garrotes pesados.


"El bulín de la calle Ayacucho" - Orq. Aníbal Troilo - canta F.Fiorentino
Música de José y Luis Servidio - Letra de Celedonio Flores

jueves, 24 de enero de 2013

ACERCA DE GARDEL EN JAPÓN


En 1932 se estrenó en Tokio “Luces de Buenos Aires”.

 
Con Tadao Takahasi - Tokio, 1980
           En esta película, exhibida por primera vez entre nosotros un año antes, interpretaban roles protagónicos Carlos Gardel y Sofía Bozán. 
            Antes de detallar algunos pormenores de lo sucedido con este film -la primera película sonora en castellano estrenada en Japón-, recordemos que en este país a Gardel sólo se lo conocía por los temas “Ramona” y “El Carretero”, discos que Tadao Takahasi había importado de Francia mucho antes del estreno de “Luces de Buenos Aires”. Digamos, de paso, que Tadao Takahasi, compositor, pianista, musicólogo y, por si fuese poco, auténtico cultivador de orquídeas, fue, también, quien hizo conocer a los japoneses la voz de Rosita Quiroga y el que tuvo el privilegio de actuar como presentador de la orquesta de Juan Canaro al debutar ésta en Tokio, en 1954.
Con Tadao Takahasi - Tokio, 1980 
            Respecto a la película que nos ocupa, según me relató el mismo Takahasi, fue Sofía Bozán quien obtuvo una mayor aceptación por parte de los espectadores nipones. Si bien se lo escuchó a Gardel atentamente en “Tomo y obligo”, no sucedió lo mismo con “El Rosal”, dado que en esta canción, debido a un problema de mala sincronización de la banda sonora, se lo veía al cantor moviendo los labios muy a destiempo, despertando esto cierta hilaridad entre el auditorio.
            Más allá del problema técnico ocurrido entonces, los japoneses "reedescubren" a Carlos Gardel en 1938, y la venta de sus discos comienza a ser masiva

"La hija de Japonesita" - fox-trot - Canta Carlos Gardel
Música de Ramón Montes - Letra de Vicente de la Vega y Enrique Maroni

jueves, 17 de enero de 2013

ACERCA DE LA CHANCHA Y LOS VEINTE


       El cerdo* es un animal que, en América, recibió el nombre de chancho. Y chancho, según el señor Corominas, proviene de Sancho, nombre éste que en el siglo XVII se le aplicó a los cerdos como apodo. También están los que creen que es una palabra de origen araucano: chanchu o sanchu. De más está decir que, en este caso, la culpa no es del chancho sino de los que le buscan la etimología.
            Y la palabra chancho resultó ser generosa. Tanto, que devino en chanchullo; le dio nombre al inspector de trenes y colectivos, a los jefes pusilánimes y, entre los instrumentos musicales, al contrabajo. Hacerse el chancho rengo significa remolonear, dar vueltas, resistirse a hacer algo. Ser como chanchos, es tener mucha confianza y familiaridad con alguien.
Ahora, si cambiamos de género, nos encontramos con que en el lenguaje delictivo, la chancha es el policía, y dentro de la jerga de la aeronáutica el avión Hércules de transporte.


            Si consideramos que la cría de una cerda a través de su vida fértil rara vez llega a la veintena, decir que alguien se quiere quedar con el chancho, la chancha y los veinte lechones es una exageración que sirve para pintar al angurriento de cuerpo entero.
Claro, que con decir la chancha y los veinte es suficiente. Aunque nunca falte el exagerado que se quiera quedar con la chancha, los veinte... y la máquina de hacer chorizos.
Y aquí la yapa: el violinista Antonino Cipolla, antiguo vecino de Villa Urquiza, fue el autor del tango "A mí nunca me mordió un chancho". 
           Y ya que de cerdos hablamos, los invito a ver:

Rebelión en la granja (George Orwell, 1954) COMPLETA


* En el escalafón porcino, el  puerco es más que un chancho, y menos que un cerdo.

jueves, 3 de enero de 2013

ACERCA DE LA SUERTE Y EL "TARRO"

El estudio de las voces lunfardas no sería completo si no se incluyesen también el de muchas frases populares. Es que el lunfardo, además de la creación y recreación de palabras, recurre, muchas veces, a locuciones o frases que le son propias. Estas locuciones o frases pueden estar formadas con términos lunfardos, pero no necesariamente es así. Con mucha frecuencia, suelen estar constituidas con voces corrientes del idioma, configurando un contexto de sentido nuevo, figurado. En la expresión "hacer bandera", por ej., el significado de exhibirse, de fanfarronear, está dado por la asociación de las palabras con un sentido metafórico y no por las palabras en sí.
José Nasazzi y Manuel Ferreira, capitanes de Uruguay y Argentina,
junto a los árbitros, Estadio Olímpico de Ámsterdam, 1928
            Las frases de origen popular proceden de fuentes que no siempre se pueden establecer. Llega un momento en que nadie, o casi nadie, reconoce ni recuerda el origen de los dichos o frases hechas que se usan a diario.
            Ahora bien, de los modos de decir porteños a que me estoy refiriendo, hay uno que, según Arturo López Peña, hizo su aparición en una época fácilmente ubicable.
            Me refiero a “tener un tarro bárbaro”. Según López Peña, esta frase apareció por primera vez en el diario Crítica con motivo del partido de fútbol que los argentinos disputamos en Amsterdan con los uruguayos, en 1928.
            El cronista dijo entonces, comentando el encuentro, que los uruguayos habían tenido un “tarro bárbaro”, con lo que quiso decir un tarro de leche, y  leche en lunfardo significa suerte. 

"Suerte loca" - tango de Francisco García Jiménez y Anselmo Aieta
Canta Charlo