Los apellidos son
nombres de familia que conforman, con los nombres propios, el nombre en sentido amplio, el que, con relevancia jurídica y con
carácter oficial, identifica y designa a cada persona. Algunos de ellos, además
de figurar en la guía telefónica, son incorporados al lunfardo por el simple
hecho de presentar similitudes fonéticas con palabras comunes del idioma.
Entre los que se escuchan
con frecuencia, están los siguientes: batilana
y batistela, para designar al batidor; escasani, que vale por escaso de dinero, pobre, necesitado. Estar segurola es estar seguro; bejarano es viejo; novoa es nuevo; y se lo suele llamar torterolo al tuerto y ochoa
al ocho. Palmieri, que también daba
nombre a una conocida joyería de Buenos Aires, se utiliza para designar al palmado; durañona no es otra cosa que duro, persona rígida, severa; y solari o Solari - Rossi, es estar y andar solo.
Al apellido Paganini, por juego
paronomástico, como los anteriores, se recurre para designar al garpa, al individuo de pago fácil, al
que acostumbra a pagar cuentas ajenas o comunes.
En cambio,
el apellido Gardel responde a un mecanismo distinto. Es el único al que le
damos valor de adjetivo y ser Gardel
pasa a ser sinónimo de excelencia; tener un prestigio ganado; ser el mejor en
una actividad. En cualquier actividad menos en la del canto, por supuesto. Dado
que, para nosotros, por más que alguien cante bien, nunca lo podrá hacer como
el Zorzal.
* Para quien busque ahondar en el tema, es este un interesante video:
"Historia de los apellidos": http://www.youtube.com/embed/bcb9ilnfnkQ?rel=0"
"Largue a esa mujica" - tango de Juan Sarcione
Canta Carlos Gardel
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