martes, 21 de junio de 2011

CADÍCAMO EN MI ÁLBUM DE FOTOS...


Nos conocimos a fines del ‘76, cuando ambos integramos una mesa redonda sobre “Lunfardo y Medicina”, en el salón auditorium del Hospital Fernández. Desde entonces, mucho me honró con su amistad y con estos versos: 

HERMANO TORDO
(Con admiración a mi gomía, el Dr. Luis Alposta)

Pedigré de Luis Alposta:
Galeno, escritor y bardo;
un buen hijo de "Lunfardo" 
y de "Corrientes angosta".

Del tango, gran camarada,
y sobre el pucho -lo digo-
desinteresado amigo,
capaz de cualquier gauchada.

Ocupa silla eminente
en la Academia ruflera,
y en cultura arrabalera
"10 puntos"... sobresaliente.

Buscón de la consonante...
si probarlo es necesario,
pelando su recetario
se faja una letra rante.

Escuchame Hermano Tordo:
a retóricos, ni bola,
y a los puristas sabiolas
ni la hora... hacete el sordo.

                                          
Enrique Cadícamo
                  Mar del Plata, diciembre de 1982

...y en mi recuerdo...

A ENRIQUE CADÍCAMO

(tango) - hacer click en el video

El único entre todos,
y eso en todos los tiempos,
que desgranando tangos
su siglo caminó.

Nació en el novecientos
y un cielo generoso
le concedió el talento
y el celeste a sus ojos.

Poeta en cualquier parte.
De La Real de amigos
y el bodegón oscuro
al Café de París.

El que entre versos rantes
de una fina atorrancia,
le cantó a los adioses
con un dejo de spleen.

Un lírico shusheta
que debutó ganando,
como Gardel le dijo
y no se equivocó.

La belle epoque nochera
lo tuvo por rapsoda
y él hilvanaba tangos
que el pueblo le cantó.

Poeta en cualquier parte.
De Pompas a Nostalgias,
de Desvelo a Garúa,
del priorato al champán.

El que entre versos rantes
de una fina atorrancia,
la peina de cabeza
y deja su gotán. 

Letra: Luis Alposta.
Música y Canto: Aldo Videla

15 / VII / 97

ACERCA DEL VESRE


Con el nombre de anagrama, designan los gramáticos lo que los porteños conocemos por vesre, o sea la transposición de las letras de una palabra. Y esto no es algo privativo del lunfardo, pues casi todos los argots han recurrido a variaciones de este tipo con el fin de deformar palabras y crear, de esta manera, otras nuevas. 
"Un feca" - Dibujo de L. A.
Con respecto a la palabra original, la forma vésrica no cambia su significado, y lo único que logra es una especie de disfraz, una especie de camuflaje del vocablo primitivo. Estas transformaciones vésricas pueden ser consideradas bromas o juegos idiomáticos, en parte emparentados con las lenguas infantiles, tales como la jerigonza o jeringozo, que es como lo llamamos nosotros desde que lo aprendimos. 
El hablar de esta forma se inició entre nosotros en el último cuarto del siglo XlX y, como recurso festivo, fue muy utilizado por saineteros y autores teatrales populares. 
Los vesres que continúan circulando en estos días no son pocos. Recordemos algunos:
Feca, feca con chele; lorca; rope; gomía; troesma; sope; jonca, de jonca -de cajón- con el sentido de cosa segura, evidente; jermu; nami; gotán; yobaca; zabeca; grone; trompa; orre, por reo; ispa, por país; todos ellos seguidos de un largo etcétera. 
Y, para recordar que nada nuevo hay bajo el sol, digamos ahora que la palabra tordo, por doctor, ya la utilizaba don Luis de Góngora, en España, hace cuatrocientos años. 

“Dialoguitos en la milonga” (“El vesre” I y II), de Luis Alposta,
en las voces de Jorge Waisburd y María Esther Sánchez.
(Click en el triángulo de play)
 

jueves, 16 de junio de 2011

ACERCA DE BORGES Y VILLA URQUIZA

En 1922, y en años posteriores, Jorge Luis Borges, que vivía entonces en Palermo, en la calle Bulnes, tomaba periódicamente el tranvía 7 y se bajaba en Triunvirato y Pampa. Desde allí se dirigía a la casa de su prima Nora Lange, que estaba ubicada en Villa Mazzini, en la calle Tronador 1746. 
Recordemos ahora cómo vio a Villa Urquiza desde la parada del tranvía: “Yo no he sentido el liviano tiempo en Granada, a la sombra de torres cientos de veces más antiguas que la higueras, y si en Pampa y Triunvirato: insípido lugar de tejas anglizantes ahora, de hornos humosos de ladrillos hace tres años, de potreros caóticos hace cinco.” (De Evaristo Carriego, 1930). 
Hace un par de años me visitaron unos alumnos que estaban estudiando literatura argentina, para pedirme que les consiguiese una entrevista con Borges. 
Lo hice. La encargada de la gestión fue Marcela Ciruzzi, y la tan ansiada entrevista no se hizo esperar. Borges los recibió en su casa poco después. Fue el 28 de junio de 1979. 
Aquella mañana les habló de Carriego, de Echeverría, de Macedonio Fernández, del lunfardo, de Buenos Aires de principios de siglo. (En este punto, entre otras cosas, dijo que la nuestra era una ciudad que tenía tan sólo tres puntos cardinales. Y es cierto. Cuando los porteños hablamos de Buenos Aires, casi nunca nos referimos al Este). 
Y también se habló de Villa Urquiza. Dijo que éste era un barrio que él conocía muy poco, y pasó inmediatamente a recordar sus visitas a la casa de su prima. 
Después se acordó de La Siberia como de un barrio bravo, para terminar preguntando si en Villa Urquiza todavía existían quintas. 

VILLA URQUIZA

                                                    Atendido de amor y rica esperanza, 
                                                    ¡cuántas veces he visto morir sus calles
                                                          agrestes
                                                    en el Juicio Final de cada tarde!
                                                    La frecuente asistencia de un encanto
                                                    acuña en mi recuerdo con predilecta eficacia
                                                          ese arrabal cansado,
                                                    y es habitual evocación de mis horas
                                                          la vista de sus calles;
                                                   el horizonte que se acurruca a lo lejos;
                                                   las quintas que interrumpen el cielo baldío;
                                                   la calle Pampa, larga como un beso;
                                                   las alambradas que son afrentas del campo,
                                                   y la dichosa resignación de unos sauces.
                                                   Paraje que arraigó una tradición de amor
                                                         en el alma,
                                                   no ha menester vanaglorioso renombre;
                                                   ayer fue campo, hoy es incertidumbre
                                                   de la ciudad que del despoblado se adueña:
                                                   bástale, para conseguir las laudes del verso,
                                                   ser el sitio implorado de una pena.

(De la primera edición de su libro Fervor de Buenos Aires!, publicado en 1923)


"FUNDACIÓN MÍTICA DE BUENOS AIRES"
Poema de Jorge Luis Borges, en la voz del autor
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ACERCA DE EDMUNDO RIVERO (en el centenario de su nacimiento)


            Yo no sé de donde nos viene la costumbre de festejar y celebrar, preferentemente, los aniversarios terminados en números redondos. Pero sí sé, que conmemorar el centenario del nacimiento de Edmundo Rivero, por tratarse de quien se trata, más allá de lo redondo que pueda ser un siglo , es algo que se impone.
            Rivero nació el 8 de junio de 1911. El año en que nacieron Juan Manuel Fangio, Ernesto Sabato y José Barcia. El año en que Gardel y Razzano fueron presentados. El año  en que nació como tal, la orquesta típica. Y el año… en que nació mi padre. En síntesis: ¡1911 ha sido un muy buen año!
            Se ha dicho que nada define mejor la idiosincrasia de un pueblo que su propia música. Y ha sido privilegio de la nuestra el haber podido encontrar en Edmundo Rivero una de sus mejores voces.
            Así como el lenguaje es lo más simbólico que tenemos, la voz es lo más espiritual. La voz, como el poema, no es sólo portadora de sonidos sino, también, transmisora de emociones; y eso es lo que lograba Rivero con su canto. 
            Como intérprete, su forma de traducir los matices expresivos de las letras, fue también un rasgo que lo caracterizó. Por encima del género que abordara Rivero era un artista notable, uno de los más grandes y completos que ha dado nuestro arte popular.
            La  suya ha sido  la  voz  grave  de  un  hombre  sano,  la  gruesa  voz  de  un  fino  espíritu,  la  voz  de  alguien  que  noche  tras  noche,  y  sin  dejar  de  emocionarnos,  se  podía  dar  el  lujo  de  cantar  Sur  mirando  hacia  el  Oeste.
            De cantar Sur… ¡como ninguno!

 "Sur" -  tango de Homero Manzi y Aníbal Troilo
Canta Edmundo Rivero - Orq. de Aníbal Troilo
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ACERCA DEL DÍA DE LA BANDERA


Tres cantos a la bandera


Mi Bandera
Marcha

Aquí está la bandera idolatrada,
la enseña que Belgrano nos legó,
cuando triste la Patria esclavizada
con valor sus vínculos rompió.

Aquí está la bandera esplendorosa
que al mundo con sus triunfos admiró,
cuando altiva en la lucha y victoriosa
la cima de los Andes escaló.

Aquí está la bandera que un día
en la batalla tremoló triunfal
y, llena de orgullo y bizarría,
a San Lorenzo se dirigió inmortal.

Aquí está, como el cielo refulgente,
ostentando sublime majestad,
después de haber cruzado el Continente,
exclamando a su paso: ¡Libertad!
¡Libertad! ¡Libertad!

Letra: Juan Chassaing
Música: Juan Imbroisi
 

Canción a la Bandera
De
la Ópera Aurora


Alta en el cielo un águila guerrera,
audaz se eleva en vuelo triunfal,
azul un ala del color del cielo,
azul un ala del color del mar.

Así en la alta aurora irradial,
punta de flecha el áureo rostro imita
y forma estela al purpurado cuello,
el ala es paño, el águila es bandera.

Es la bandera de la patria mía
del sol nacida que me ha dado Dios;
es la bandera de la patria mia,
del sol nacida, que me ha dado Dios;
es la bandera de la patria mía,
del sol nacida que me ha dado Dios.

Letra: H. C. Quesada y L. Illica
Música: Héctor Panizza
 

Saludo a la Bandera 


Salve Argentina, bandera azul y blanca; jirón del cielo en donde impera el sol;
tú, la más noble, la más gloriosa y santa;
el firmamento su color te dio.

Yo te saludo, bandera de mi patria,
sublime enseña de libertad y honor,
jurando amarte, como así defenderte,
mientras palpite mi fiel corazón.

Letra y Música: Leopoldo Corretjer




Canción a la Bandera (De la Ópera Aurora)
Canta: Daniel Melingo 
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ACERCA DEL TANGO Y EL HOSPITAL


Me contaba Mario Canaro que en una oportunidad en que Augusto P. Berto lo visitó al Dr. Pedro Chutro para pedirle el favor de que atendiera a uno de sus músicos en el Hospital, el distinguido cirujano, sonriendo, le contestó lo siguiente: 
 
-Sí, pero con una condición. 
-¿Cuál? 
-Que su amigo no me dedique ningún tango. 
Creo que esta anécdota nos muestra con toda claridad lo frecuente que era entonces, entre los músicos, dedicar tangos a los médicos como testimonio de gratitud y amistad. Y no sólo a los médicos. Nuestros músicos también se ocuparon de los practicantes, de los boticarios, de los hospitales, de los medicamentos, de las enfermedades. ¡Si hasta el dengue tuvo sus tangos!
Hoy vamos a recordar algunos de esos tangos, cuyos títulos aluden a distintos hospitales.
HOSPITAL DURAND: tango de Juan Marini, dedicado a los practicantes del Hospital Durand.
CLÍNICAS: tango de Alberto López Buchardo, dedicado a los practicantes del Hospital Clínicas.
MUÑIZ: tango milonga de Víctor Troysi, dedicado a los internos del Hospital Muñiz. 
PIROVANO: tango de salón, de Domingo Santa Cruz, dedicado a los practicantes del Hospital Pirovano. 
SAN ROQUE (hoy Ramos Mejía): tango milonga de Alfonso Diez Jones, para los internos de dicho hospital. 
RAWSON: tango de Eduardo Arolas, con dedicatoria a los doctores Pedro Sauré, Juan Carlos Aramburu y Cleto Santa Coloma.
 Y SALA CUNA: tango de Armando Arcidiácono, dedicado a su fundador, el distinguido médico Toribio Piccardo. 
¡En fin! Aquella fue una época en la que siempre se encontraban motivos para componer música, y la ciudad entera era canto. 

                                                      ---- = ----

                             "HOSPITAL DURAND" - Tango de Juan Marini - 
                                 Orquesta de Carlos Geroni Flores (1923)

"CLÍNICAS" - tango de Alberto López Buchardo - Orquesta de Roberto Firpo

"RAWSON" ( tango) - de y por Eduardo Arolas - año 1917

ACERCA DEL SONETO LUNFARDO

El soneto es una forma estrófica que consta de catorce versos, de once sílabas cada uno, distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos.
El más antiguo, del que se tenga noticia, fue escrito alrededor del mil doscientos por Jacopo de Lentini. 
Esta singular combinación métrica, tal vez por “sonar bien” - según su sentido etimológico - no tardó en difundirse en Europa y, entre nosotros fue su primer cultor quien coincidentemente fuera también nuestro primer poeta: el cordobés Luis José de Tejeda y Guzmán, muerto en 1680. Éste permaneció ignorado hasta 1916, año en que Ricardo Rojas descubrió en la Biblioteca Nacional el manuscrito de sus obras. En esos días, Felipe Fernández “Yacaré” publicó su libro “Versos rantifusos”, en el que habría de mostrarse, también, como el primero, pero el primero en sonetear en lunfardo. 
Medio siglo después, Edmundo Rivero, al musicalizar sonetos lunfas, lograría vincularlos indisolublemente con el tango. 
Y ahora, por mi parte, recordando que, el lunfardo es también “un aire”: 

                                                                           Soneto

                                                            Un soneto me pide el amor propio
                                                            y en mi vida me he visto en tal apuro.
                                                            Si cuatro versos ya me dan laburo,
                                                            antes de los catorce será un opio.

                                                            De las formas no quiero ser esclavo.
                                                           Además, sobre el tema ya se ha escrito.
                                                           En el séptimo verso lo medito
                                                           y no sé si plantarme en el octavo.

                                                           ¿Seguir o no seguir? Esa es mi duda.
                                                           Pues la cosa se me hace peliaguda
                                                           al tratarse de historia tan junada.

                                                           Pero ya falta poco, y lo importante,
                                                           es ahora encontrar la consonante
                                                           y dar esta cuestión por terminada.

"Amablemente" - Soneto de Iván Diez
Musicalizado y cantado por Edmundo Rivero
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ACERCA DEL TANGO Y SUS APOLOGÍAS


El tango es, esencialmente, un arte de síntesis. 
Puede ser una sinfonía, un ballet de pareja abrazada, una novela existencial musicalizada o las tres cosas juntas, sin necesitar para eso más de dos o tres minutos.
El tango es la música de fondo de nuestra inefable identidad nacional proyectada al mundo. 
Es una música popular que nos identifica y singulariza.
De nuestra “banda sonora” , tal vez sea lo mejor. 
Generador de un heterogéneo corpus de textos teóricos de diferente intención y calado, el tango, como Sócrates, ha tenido también más de una apología. Y pruebas al canto. 
Recordemos la “Apología del Tango” de Manuel González Baraldo, de 1924, con música de Ataliva Montenegro; la de Francisco Brancatti y la de Enrique P. Maroni, sin duda la más difundida… la que nos dice:
Con Enrique Cadícamo, autor de "Apología tanguera"

“Tango que me hiciste mal
y que, sin embargo, quiero
porque sos el mensajero
del alma del arrabal;
no sé qué encanto fatal
tiene tu nota sentida,
que la mistonga guarida
del corazón se me ensancha,
como pidiéndole cancha
al dolor que hay en mi vida.”
  
… y la que aquí podremos escuchar en la voz de su autor. 
Y eso sin olvidar la “Apología tanguera” escrita por Enrique Cadícamo, que musicalizó y cantó como ninguna Rosita Quiroga con el acompañamiento del trío de Ciriaco Ortíz.

"APOLOGÍA DEL TANGO" de Enrique Pedro Maroni, en la voz de su autor
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ACERCA DEL PERRO


Tito Lusiardo y Gardel
con los galgos rusos de Tango Bar

Julio Mafud es quien nos recuerda que ni el indio ni el gaucho han sido amigos de los perros. Los indios los consideraban habitantes extraños en sus tolderías y, sin contemplación alguna, solían descargar sobre sus lomos toda su violencia. Lucio V. Mansilla en su Excursión a los Indios Ranqueles, nos dice: “Lo tratan con la mayor dureza; el que no está lleno de chichones tiene alguna cicatriz agusanada.”  
Y esa negatividad es la que quedará en el lenguaje popular. Por eso decimos “andar más solo que un perro”; estar con un “humor de perros”; “llevar una vida de perro” o, con mayor énfasis, decir: “¡Suerte perra la mía!” 
Gardel y su perro Blanquito
(foto tomada en su casa de Jean Jaure)
Otra frase expresiva, y en la que el rechazo es más evidente, es la que dice: “A mí no me van a meter el perro”. 
El perro, como símbolo negativo, alcanza también a la mujer. Y en tren de buscar un ejemplo recurro al tango, donde automáticamente aparece aquel verso propio de una crónica policial: “trenzó sus manos en el cogote de aquella perra, como hago yo.” 
Blanquito
Pero... como en biblioteca de abogado, podemos encontrar también la otra versión. La del porteño que con un tono de admiración nos habla del rope, recurriendo al vesre con la intención de magnificar cualidades y afectos , en la misma forma en que lo hace cuando nos habla del gomía o del troesma
Y desvirtuando el sentido de la frase “llevar una vida de perro”, acuden ahora los memorables versos de Cadícamo: “Tenés un galgo ruso que no es pa’ liebre, y se pasa una vida fenomenal. / Te juro que al pensarlo me cacha fiebre, y ¡qué lindo sería ser animal!” 




"Pituca", de Ferreyra y Cadícamo, por Carlos Gardel
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jueves, 9 de junio de 2011

ACERCA DE UN BUEN MENÚ

     En los restaurantes con cocina de autor y buenos vinos, además del esmero en la decoración del lugar, se debe pensar en la elaboración de platos que resulten agradables no sólo al paladar sino también a los ojos.
Ilustración - Gustave Doré

             Todo eso sin olvidar que los productos que integran el menú deben ser cuidadosamente seleccionados. 
            En lo que hace a la atención que deben brindar todos los empleados del restaurante, se debe apuntar siempre a lo impecable. Un buen cocinero, buenos mozos y un buen maitre deben sobresalir por dos características fundamentales: la primera consiste en tener el más absoluto conocimiento de todos y cada uno de los detalles de lo que le van a ofrecer a la clientela. La segunda es que deben tratar a cada cliente como si fuese su más apreciado invitado y éste debe sentir que quien lo atiende esta disfrutando con cuanto le ofrece. 
            Pero también es muy importante tener en cuenta quién es el comensal, y a partir del conocimiento que de él se tenga, poder sugerirle un menú especial; algo así como un “retrato al plato”. Como en este caso, por ejemplo:

DE TODO Y PARA DOS

- En nombre del patrón
me permito recomendarle nuestra especialidad.
Es un plato para altos funcionarios
que sólo se sirve en los mejores restaurantes.

Angurrias, histrionismo y cobardía
con fetas de ignorancia y truhanería.

Lisonja, adulación, vil reverencia,
con salsa de crueldad y de violencia.

Mendaz comercio, sórdida ganancia,
usurpación, rapiña y arrogancia.

Adelanto perverso, terquedad lucrativa
y clorhidrato al plato
con aceite de oliva.

Y de postre tenemos
sólo budín de pan
y locas en almíbar
bañadas con champán.

¡Bien Señor!
¡Sí Señor!
Registré su pedido:
¡De todo y para dos!

             Letra: Luis Alposta
             Musicalizado y grabado por Daniel Melingo en diciembre de 2004, en París.


ACERCA DEL PAYADOR MARTÍN CASTRO


La injusticia, como el amor no correspondido, suele generar cantos. Cantos que, en la pluma y en la voz del payador Martín Castro, combativo y luchador, con decidida inclinación libertaria, han sido siempre de ideas y de rebelión contra las injusticias sociales. 
Los versos de Martín Castro no se quedaron sólo en rimas, sino que fueron más allá, poniendo siempre el acento en la idea que expresaban. Anarquista a su manera, sin militancia política, su pacífica pero crítica actitud, con la que defendía al pobre y al obrero, le valió, muchas veces, cárcel y persecuciones por no caerle bien a más de un caudillo de turno.
Con Martín Castro – septiembre de 1968
Como él mismo nos contaba cuando lo visitamos en su casa de la calle Muñoz 387, en Ciudadela, en septiembre de 1968, no tuvo otra escuela que la vida: “Yo no he tenido colegio/ nadie me enseñó a cantar/ todo lo traje en el alma desde el vientre maternal”.
Esa falta de “escuela” no le impidió ver con claridad cuál era su lugar en el mundo y para quién era su canto: 

 “Ven guitarra libertaria
libertaria y redentora
del que sufre y del que llora
del delincuente y del paria
tu acorde no es la plegaria
del servilismo indecente
el bardo altivo y valiente
cuando te pulsa en sus manos
ante todos los tiranos
sabe atacarlos de frente.”

Uno de sus poemas más recordados es, sin dudas, “El huérfano”, escrito en 1902.
Nació en Merlo el 16 de febrero de 1882 y falleció en Ciudadela el 7 de abril de 1971 , donde vivió durante casi 50 años.

"EL HUÉRFANO" - del payador Martín Castro
Canta Alberto Castillo

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ACERCA DEL "MONO" VILLEGAS


A Enrique Villegas, pianista excepcional, de sólida formación académica, que ha sido reconocido como el más representativo y original cultor del jazz en nuestro medio, no sólo le sobraba talento musical sino también gracia y un irónico sentido del humor. Su inseparable amigo de la adolescencia, el Dr. Luis Adolfo Sierra, fue quien me contó esta anécdota:  
Después de ser convocado para la revisación médica del servicio militar y declarado inepto, distribuyó entre sus allegados una increíble tarjeta personal que decía: “Enrique Villegas, sietemesino”. En este país -señalaba luego, burlonamente- es más importante ser sietemesino que obtener un título universitario.
Y otra más, que nos habla de su insobornable rebeldía: Su fama llegó hasta Estados Unidos, donde se lo consideraba uno de los mejores pianistas de jazz extranjeros. El Waldorf Astoria de Nueva York, lo contrató para actuar, acompañado de contrabajo y batería, en el bar y en el lujoso restaurant del famoso hotel neoyorquino. Villegas llegó a Estados Unidos el día antes del debut. Llevaba la idea de quienes serían sus acompañantes musicales. Y apareció momentos antes con un contrabajista negro (seguramente el mejor en esa especialidad instrumental). Negativa rotunda de la empresa: “Negros, no”. “Bueno -dijo resignadamente Villeguitas-. No debuto”. Y se fue. Al día siguiente se embarcó en un carguero y regresó a Buenos Aires. 
La última vez que vi al “Mono” Villegas, fue la noche en que concurrimos juntos al Gran Rex para ver, escuchar y aplaudir de pie a otro negro genial que se llamaba Lionel Hampton. 

"CARAVAN" de Duke Ellington por el "Mono" Villegas
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ACERCA DEL NÚMERO TRES


Dentro de las características comunes que exhibe el número tres en sus diferentes usos simbólicos (número que gráficamente se nos muestra como un “ocho asomado”), está el de repetir un acto tres veces. Es un antiguo ritual que significa enfatizar lo que se hace o dice hasta hacerlo irrevocable. Una repetición mágica que, muchas veces, implica una especie de crescendo del énfasis. 
Tres Amigos:
Héctor F. Arata, Jorge Casal y Luis Alposta,
diciembre de 1980

Para los pitagóricos el número tres era el número perfecto porque tenía un principio, un medio y un fin. 
Y así como los griegos tenían tres diosas del destino, tres furias y tres gracias, mientras que las musas eran tres veces tres, en el tango tenemos “Tres amigos”, “Tres esquinas” y “Tres esperanzas”. 
Es indudable que el número no existe sin los objetos a los cuales hace referencia. No existe una cosa que sea tres. Sólo puede haber tres huevos en una canasta; tres colores primarios o tres platos con trigo en el que comen tres tigres. 
Decir “tres” equivale a decir "la totalidad" o "siempre" (Gn 6,10 Mt 26,34 Is 6,3). El tiempo es triple (pasado, presente y futuro). Los mosqueteros fueron tres y tres los Reyes Magos. 
En este caso, lo importante no es el empleo práctico del número sino su significado simbólico.
En el lenguaje de la quiniela y de los sueños el tres es San Cono, que nació un 3 de junio. Un número al que, sin tener nada que ver con una prenda de vestir de punto, también llamamos tricota

"Tres Amigos" - tango

Letra : Enrique Cadícamo
Música : Rosendo Luna (seudónimo de Enrique Cadícamo)
Orq. de Francisco Canaro - canta: Carlos Roldán 

ACERCA DEL LUNFARDO Y SU ACADEMIA


El lunfardo, en sencilla definición, no es más que un repertorio de voces, muchas de las cuales fueron traídas por la inmigración, para comenzar, después, a desarrollar una existencia paralela al habla común y terminar, en no pocos casos, siendo asimiladas por nuestro lenguaje familiar y coloquial.
El 21 de diciembre de 1962, cuando nos estábamos despidiendo del tranvía, unos hombres amantes del estudio de esas voces y expresiones populares, resolvieron seguir siéndolo, pero de un modo más enfático y aplicado: fundaron la Academia Porteña del Lunfardo.
Sabiendo que, adaptar a nuestra manera de ser y de sentir no pocos de los vocablos de nuestra “parla madre” (que es el castellano), y el ir sumando voces a los entresijos del idioma, es una tarea de la que siempre se ha ocupado el pueblo, la Academia adoptó entonces el emblema que representa un farol del alumbrado público, circundado por un lema que encierra esta elocuente definición: “El pueblo agranda el idioma”.

"POEMA NÚMERO CERO" - de Alposta y Rivero 
Canta Edmundo Rivero
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jueves, 2 de junio de 2011

ACERCA DE ALGUNAS VOCES POPULARES EN PSIQUIATRÍA


Dado que la medicina es la más oral de las profesiones, los médicos no debemos desechar el conocimiento de las voces y expresiones populares, sobre todo los que aún creemos en la magia de las palabras, porque muchas veces éstas nos son útiles para podernos integrar en el contexto de la relación médico-paciente.
            Y si hablamos de la locura o demencia, digamos que el genio popular, siempre cuerdo, no le ha negado su propia clasificación. Es por eso que distingue a estos enfermos en piantados (esos que en mayor o menor medida todos llevamos dentro); rayados y revirados (que son los que pueden resultar agresivos y de los que debemos cuidarnos); sonados; chiflados; colifas; colifatos y tocados (que, por lo general, son inofensivos), ensayando así su propio diagnóstico y abarcando todo un panorama psiquiátrico que va desde el loco lindo al loco de atar. Es ésta una clasificación psiquiátrica que si bien nada tiene de científica, nos sirve, al menos, para detectar ciertas tendencias y saber con quién tratamos.
            Y en este punto, quiero recordar un soneto que he titulado
                                                    
                                                    SIN ENROQUE 

Pudiendo ser oblicuo y pendenciero
en su insólito mundo ajedrezado,
nunca participó del entrevero,
ni siquiera comiendo de costado.

Prefirió la quietud de un casillero
donde irónico juego le fue dado.
Él, que buscó ser libre en el tablero,
se vio en un laberinto confinado.

Fue entonces que atacó y quedó pagando.
No vio a esas piezas blancas aguardando
y enfurecido se largó al combate.

Lo dejaron venir... Lo acorralaron...
De movida nomás, lo enchalecaron...
y en el Borda le dieron jaque mate.


"SIN ENROQUE" - Letra: Luis Alposta - Música: Daniel Melingo
                              Canta Daniel Melingo
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ACERCA DE UNA LECCIÓN DE ANATOMÍA



        Jean Léo Testut (1849 – 1925) fue un médico francés, jefe del laboratorio anatómico de la Facultad de Medicina de Burdeos y profesor en las universidades de Lille y Lyon, que en 1889 escribió su Traité d'anatomie humaine y pasó, para siempre, a ser simplemente Testut. ¡El Testut! El primer libro que leímos al comenzar la carrera de Medicina; los cuatro tomos, en los que aprendimos a conocer no sólo el cuerpo humano sino, también, y al decir de Baldomero Fernández Moreno, lo que es el orden, la claridad, la precisión, -en su escritura- tal vez mejor que en algún engolado texto de retórica. Lección de Anatomía y de estilo. Y también de síntesis. De ahí que todo el año que me demandó su lectura, y su estudio, lo haya querido resumir en una cuarteta escrita en el Bar de los estudiantes, en 1955:


Lección de anatomía, Cátedra de Anatomía del Dr. Juan José Cirio. Año 1955
(L. A. - 1ª fila, 1º de la derecha)


LUIS DOMINGO BERHO
Autor de "El esqueleto del hombre"

    Luis Domingo Berho nació en Lobería, Provincia de Buenos Aires, el 4 de agosto de 1925. Sus padres fueron María Rochford y Juan Berho.
    Al fallecer su padre, siendo niño, se trasladó con su madre y hermanos al campo, estableciéndose en el paraje “La Guitarra”, cercano a San Manuel.
    Cursó hasta cuarto grado en la escuela Nº 6 de Lobería y a muy temprana edad, catorce años, se alejó de su familia. Desde entonces se dedicó a tareas rurales. Fue peón de tambo y, hasta linyera.
    Durante algún tiempo se radicó en Mar del Plata, donde comenzó a escribir.
    Vivió luego en Isidro Casanova, en Ramos Mejía y por último en San Justo, donde falleció el 26 de septiembre de 1992.
    Por deseo propio, sus restos descansan en el cementerio de la ciudad de Balcarce situado frente a la Sierra “La Barrosa
”.

"El esqueleto del hombre", versos de Luis Domingo Berho. Canta Coco Díaz
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  • "Amantes Prehistóricos" - Dos esqueletos del período neolítico tiernamente abrazados. Enterrados hace entre 5000 y 6000 años. Los "Amantes de Valdaro", como ya han sido bautizados, se han recuperado sin ser separados, y así serán colocados en el Museo Arqueológico Nacional de Mantua.